En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.
(1 Corintios 2:11-12)
¿Te has encontrado alguna vez en una situación en la que solo saldrías bien si pudieses leer la mente de las otras personas? Como cuando los demás tienen una expectativa sobre ti que no puedes cumplir porque no la conoces y no te la dicen. Esta puede ser una de las experiencias más frustrantes que existen.
Piensa ahora sobre lo que Dios espera de ti. ¿Eres capaz de saber lo que está en la mente del Señor? En realidad, sí. Porque el Espíritu Santo, que conoce todos los pensamientos de Dios, habita en nosotros y nos revela las cosas de Dios.
Es gracias al Espíritu que puedes entender lo que la Biblia dice y aplicarlo a tu vida. Como dijo Pablo, no tenemos el espíritu del mundo, así que no debemos andar como el mundo. En cambio, tenemos el Espíritu de Dios, y debemos andar como Dios desea que andemos.
Reconoce cuál es el espíritu que te guía
Lee la Biblia, sigue el camino de nuestra salvación de principio a fin.
Busca la intimidad con el Espíritu Santo, ora constantemente pidiendo su presencia.
Alaba siempre al Señor, porque él es quien da el Espíritu Santo.
Para orar:
Señor Dios, te agradezco por darme tu Espíritu Santo. Pido tener intimidad con el Espíritu y poder comprender todo lo que tú me has dado gratuitamente. Que tu nombre sea alabado por los siglos de los siglos. En el nombre de Jesús, amén.
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